domingo, 28 de noviembre de 2010

Capítulo X: Aprender el idioma en el frío.

Yo ya había visto la nieve. Recuerdo que la primera vez que vi nevar me quedé con cara de lelo, esa cara que ponen los niños cuando entran en una tienda de juguetes. Me dijeron que "bah, eso no es nevar bonito" pero a mí me dio igual. Al año siguiente vi nevar "bonito": unos copos enormes y claro, mis amigos y yo empezamos a hacer lo que todos los que vienen de un sitio en el que no nieva nunca: hacer el indio.



Normalmente la rutina de los miércoles es: levantarse, desayunar, ir a clase de Polaco, comer con la gente de clase (comentando que echamos de menos la comida de casa), hacer algo de tiempo en la biblioteca y quedar con Magdalena. Magdalena es una chica que estudia Ingeniería civil aquí en Varsovia, sabe un poquito de Castellano y se ha ofrecido para enseñarme Polaco a cambio de aprender algo más de Castellano. Los miércoles quedamos durante una hora y media y entretenemos a la gente de la cafetería que nos mira con cara de "qué dicen esos dos".





















Esto no tiene nada que ver con la nieve ni con el frío, pero como este miércoles probé la cerveza caliente (los polacos la toman para combatir el frío), pues lo cuento (que para eso el blog es mío). La cerveza caliente lleva canela, miel y algunas hierbas (mi nivel de polaco no llega para descifrar todas las cartas de las cafeterías). Y lo cierto es que viene muy bien para el frío, mi garganta da fe de ello, ya que desde entonces está como nueva. Lo malo, es que la cerveza... mejor fría.

Despúes de todo esto tocaba ir a pagar el viaje a Cracovia (estar de Erasmus no es sólo hacer turismo y viajes, pero no cuento lo del proyecto porque sino esto no lo leerían ni mis padres) y como echamos más tiempo del pensado, pues decidimos ir al cine.




















De camino empezó a llover "raro" y al bajar del tranvía me di cuenta de que era nieve. No nevó mucho, pero si lo suficiente como para cubrir los coches de nieve.Y ayer sábado, si que cayó una señora nevada, con copos de nieve del tamaño de los percebes de Malpica (como puños). Y claro a hacer el indio. El repertorio de estupideces de The Warsaw incluye: lanzamiento de bolas de nieve, mensajes obscenos en los coches (total, como están en castellano), lanzamiento de nieve a lo Lebron James y como no, ángeles.






















El resultado está aquí abajo. Y bueno, con esto hasta el lunes o el martes, que hay contar cómo se vive el Barça - Madrid en Varsovia. Por cierto, a petición de uno de los editores de The Warsaw Volta, aquí está la canción de esta semana.


martes, 16 de noviembre de 2010

Capítulo IX: En mi habitación, dos son multitud.

Esta semana, como promesa personal cierta chica que está a puntito de acabar la carrera, voy a poner dos entradras, a ver si eso le anima para hacer el último esfuerzo. Espero que le anime tanto como a mi ésto.

Cuando uno toma una decisión, es normal informarse acerca de los beneficios que le puede aportar, los sacrificios que tiene que hacer y esa clase de cosas (yo no, desde luego, me caracterizo por ser un cagaprisas). El caso es que cuando solicité la beca para venir aquí, a Varsovia, no pensé en lo que es compartir habitación.

No es que nunca haya compartido habitación, cuando era pequeño, compartía habitación con mi tío, mientras él estudiaba en Vigo. Aquello era soportable para mí (seguro que él acabó hasta las gónadas de los preadolescentes). Si bien había discusiones, creo que en el fondo nos lo pasábamos bien, dado que a día de hoy... aún me habla.

Aquí es distinto, llevo casi dos meses en esta ciudad y tenido tres modos de convivencia: indio, solo e indio 2.0. Pero antes de ello, hablemos de India. India es un país ubicado en Asia del Sur, el séptimo del mundo en extensión y el segundo del mundo en población; son más de 1.160 millones de personas en el país. El deporte más popular del país es el cricket, hasta el punto de que un jugador profesional de baloncesto en india es casi un mileurista. Su gastronomía se basa en un uso excepcional de las especias para alegrar (eufemismo de "hacer que pique de cojones") una gran variedad platos, dependiendo de la región. Tienen alrededor de 30 idiomas diferentes, aunque la constitución del país estipula que el Hindi y el Inglés son los idiomas de comunicación oficial...

Yo no pretendo resumir todo lo que se puede leer de la india, sólo proporcionar un contexto para contar como me ha ido con mis compañeros de habitación. Y es que si preguntas por aquí, te dirán que los de mi país somos gritones y maleducados y en caso de ser Erasmus, te dirán que somos gritones y maleducados y que sólo pensamos en ir de fiesta. Lo cual es un resumen mucho más cutre que el que yo he hecho.

Cuando llegué a mi habitación, vi lo que me esperaba durante el mes que mi primer compañero iba a estar conmigo: dos maletones enormes que forman los cimientos de un rascacielos de ropa usada que rivalizaba en altura con el palacio de la ciencia y la cultura de Varsovia. Dicho edificio estaba vigilado en la base por un ejército de envoltorios de bollicao y botellas de cocacola. Y yo, como buen pringado que soy, me callaba (total, sólo iba a estar un mes). Ese es el modo de convivenica indio.

Después se fue, recuerdo que me dio la mano, yo se la di e intercambiamos uno de los apretones más falsos de mi vida, ya que por dentro pensaba: "colega, no te voy a echar nada de menos". Ahí empezó mi modo de convivencia solo. Mi habitación dio un giro radical en lo que a limpieza y orden se refiere y todo era mucho más fácil.

Pero desde hace dos días tengo un nuevo compañero de habitación, otro indio. Tras consultar con mis asesores, uno de ellos me aconsejó que fuera un borde con el y la verdad es que me lo estoy pensando. Sin embargo, antes de entrar en el modo de convivencia indio 2.0, que consistirá en despertarlo con música de slipknot, frotar su pan de molde con partes de mi cuerpo y ser un borde, voy a darle un tiempo para ver el palo del que va y por lo menos, hacer que sus primeros días aquí no sean incómodos. Aunque no estamos empezando con buen pie, ya que es la una de la tarde y el muy mamón sigue durmiendo, impidiéndome hacer mi cama y limpiar mi parte de la habitación.

Con todo esto, espero que si algún día alguien que se vaya de erasmus a Varsovia lea esto, aprenda una lección: cántale las cuarenta a tu compañero de habitación, pero si no lo haces, limpia el baño con su esponja. Para la próxima semana toca cortarse el pelo y hablar de Language for Language y si, prometo fotos.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Interludio II: Llegan las visitas.

Hay un dicho en el mundo empresarial: "renuévate o muere". Desde la redacción de The Warsaw Volta nos hemos dado cuenta de que sólo con contar lo que hace ese tal Rodri por aquí no llega, el blog no está bien y hemos decidido empezar a ofrecer otros servicios para hacer de esta historia sosa y con un protagonista muy bidimensional, algo en lo que merezca la pena perden diez minutos a la semana.

Es por ello, que ahora ofrecemos visitas guiadas (también se está preparando un servicio de importación de licor café, así como uno de exportación de vodka) para todo aquel que quiera conocer la ciudad de Chopin (aprovechad que este año se cumplen 200 años de su nacimiento, y yo no guardo el sitio a nadie). Antes de proseguir, quiero aclarar que algunas de las fotos que figuran en este blog (las de mayor calidad) no son mías, algunas las saco de internet y otras se las pido a una de las chicas de la habitación de al lado; pero las mías también son buenas.

El caso es que los padres de la chica en cuestión han decidido hacer una visita a su hija para ver que todo está correcto, que anochece muy temprano, que en Varsovia llueve igual que en Vigo y que se puede tomar toda la cerveza que uno quiera. Este grupo de visitantes ha decidido escoger el paquete básico de The Warsaw Volta, que incluye:

  • Visita guiada al Parque Łazienki. Incluye: Palacio en el agua, Monumento a Chopin, cuervos y ardillas.
  • Visita guiada al Museo del levantamiento de Varsovia. Advertencia: puede ocurrir que la cola sea generosa, en tal caso, no se admiten devoluciones.
  • Visita al Palacio de la ciencia y la cultura. Incluye: subida a lo alto del edificio y foto de familia.
  • Visita guiada a la Ciudad vieja (que es patrimonio de la humanidad, eh..eh!)
  • Visita guiada a la Universidad Tecnológica de Varsovia (donde los estudiantes portan una sonrisa en los labios y una canción el corazón)
  • Degustación de la gastronomía local.
Bueno, el caso es que como yo también he colaborado en las visitas guiadas, pues he querido que veais que además de salir de fiesta, los que estamos aquí de Erasmus además podemos llevar a las visitas a sitios que merece la pena ver. Y en otro orden de cosas, hay una chica en Vigo que me ha pedido dos entradas por semana y lo le digo a esa avezada lectora que a ver qué se ha creído!... Ah no, el tema es que esta semana intentaré poner una más (pero sólo ésta vez), ya que me huelo algo divertido ésta semana. Me despido, momentáneamente. dejando una foto de la visita:


lunes, 8 de noviembre de 2010

Capítulo VIII: Here comes the work.

Esta semana, por unas o por otras, no he hecho nada cultural. Lo digo porque ésta va a ser una de esas entradas en las que no voy a contar nada interesante ni turístico de Varsovia (a partir de ahora las llamaremos entradas "Meg"), así que si alguien quiere cerrar el blog y no abrirlo hasta la semana que viene, no habrá represalias; en serio, sin rencores.

Normalmente, la semana en la redacción de The Warsaw Volta, empieza con el madrugón de los lunes para ir a clase. Son dos horas, en las que los estudiantes que realizan el proyecto de fin de carrera con Janusz, pero éste lunes en concreto, el tal Janusz nos hizo quedarnos a otra reunión con los que formaban parte del grupo que prepara el coche de la Fórmula SAE de este año y la verdad es que la reunión fue todo un espectáculo: siete estudiantes que intentaron hablar en inglés durante cinco minutos, pero que no cuajó y que acabaron hablando en polaco durante dos horas para fomentar la integración de los nuevos, es decir, nosotros.

Pero bueno, dentro de lo que cabe hasta fue gracioso, lo malo es que el tal Janusz nos ha hecho trabajar: nos ha dado la llave de lo que me gusta llamar "mi despacho", pero que no es mío porque mi nombre no está en la puerta y lo comparto con más gente.


Pero lo mejor del lunes es la hora de la comida, hay un sitio a 5 minutines de la universidad donde quizá porque es muy barato, es fácil sentirse como en España (parece que los españoles no tienen casa). El caso es que antes de ir ahí hay que concienciarse de que por la friolera de 22.5 PLN se puede uno meter entre pecho y espalda: ensalada, patatas fritas, un schnitzel (yo siempre lo llamaré milanesa) y una jarra de litro de cerveza. Al final, los lunes no están tan mal. Eso sí, después de la comida, mejor dar un paseo antes de empezar a ponerse con el proyecto.



Después le toca el turno al martes, donde lo más destacable es cuando voy a jugar a baloncesto. Bueno, voy a jugar al baloncesto con polacos, todos son polacos, y es la leche cuando el entrenador empieza a dar indicaciones, porque aunque el tío habla español, el resto no. Pero quiero dejarle claro a Doc que sigo haciendo caños a los rivales para dar pases.

El miércoles y el viernes suelen ser muy parecidos: clases de polaco y a partir de ahora, ponerse a trabajar un poco con el proyecto. Mi proyecto consiste en diseñar unos alerones, para unos coches... que no llevan alerones. Pero eh, antes de que empiecen las risas, este año si que pueden llevarlos, asi que si que voy a tener que trabajar. Además el viernes, suele ser día de poner la lavadora: ese gran espectáculo que me está convirtiendo en un hombre hecho y derecho que lava su ropa interior y se entretiene viendo cómo gira en la lavadora.



El jueves suele ser un día de relax, sobre todo si la noche anterior uno se ha ido a la barra libre de Mokotow, que cuesta la friolera de 10 PLN, pero luego toca ponerse a currar, a repasar algo de polaco (que parece que no, pero es complicado de cojones, y lo peor es que los polacos lo usan todo el día) y quizá ir a la compra.

Esto se supone que se titula Here comes the work, pero lo cierto es que tampoco se está muy agobiado, el fin de semana es muy fácil encontrar tiempo para salir de fiesta, ir a ver un partido de fútbol o una carrera, o ambas cosas a la vez; pero si que está viniendo el tiempo de trabajar. Por desgracia, yo tendré que empezar a estudiar para el que espero, sea mi último examen (aquí es dónde ruego a todos los lectores que se caguen en la madre que parió al profesor que firmó suspenso), además de ir haciendo presentaciones para los otros estudiantes, así que sí, ya es hora de empezar...

...eso sí, desde mi armario, os pido perdón por no contar gran cosa, y garantizo que la próxima entrada será algo más entretenida. Ya se que cuando juego al baloncesto no soy como Ray Allen, pero tengo su camiseta, que también cuenta. Y tampoco cuento todo lo que hago cuando salgo de fiesta, bueno, pues porque esto lo puede leer gente que aún se piensa que soy un ejemplo a seguir (de esos deben quedar tres). En fin, que hasta la semana que viene.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Capítulo VII: Religión

Se pueden decir muchas cosas de los polacos y las polacas. Hay quien dice que son secos, hay quien dice que son de lo mejor una vez se les conoce, pero lo que no se puede negar es que sean religiosos.

Llevo aquí poco más de un mes y cada vez que salgo de casa para coger el tranvía que me lleve a clase me encuentro con la iglesia de la Plaza Narutowicza.



Cuando he ido a visitar la ciudad vieja me he encontrado con que las iglesias están a rebosar de gente, incluso he conseguido ver a gente arrodillada en medio de la calle porque no había sitio dentro de la iglesia.


Lo que más me ha llamado la atención tiene que ver con la muerte del anterior presidente de Polonia. Resulta que la mayoría de Polonia es católica. Y a los católicos les gustan las iglesias grandes y ostentosas, las ceremonias con muchas velas y crucifijos. Pues eso, que delante de la residencia presidencial, con motivo de la muerte del presidente, se puso un crucifijo enorme para conmemorar al susodicho presidente.



El problema es que al nuevo presi no le apetecía tener que asomarse a la ventana y ver el mamotreto ese, así que hizo lo que yo hice con las cosas que no me gustan (lo que haríamos todos eh), lo quitó. Eso da lugar a que si un turista se pasea en frente de la residencia presidencial, no debe sorprenderle el hecho de ver a unos cuantos nostálgicos protestando porque echan de menos el crucifijo.

Todo esto viene a cuento de que irse de Erasmus es ir a coleccionar experiencias y eso es lo que he hecho ésta semana, a pesar de que la oferta cultural en Varsovia es variada, he ido a pasar el día de Todos los santos cómo lo hacía cuando iba a poner flores a mi abuelo. Salvo que aquí hay dos diferencias: no está mi abuelo y se llevan más las velas.



Quizá no sea el lugar más agradable de la ciudad, pero ésto sólo pasa una vez al añoHay a quien no le gusta, pero a las 17.00 ya es de noche y eso hace más fácil ver el sitio donde descansa tanta gente bañado por la luz de las velas. Me habían dicho que valía la pena acercarse y la verdad es que sí.


Por cierto, a los que lean esto, que no se les pase por la cabeza que todas estas cosas las hago yo solo: para esta visita me han acompañado Jon, Sofía, Alba, Eneko, Mikel, Laura, e Íñigo. Nos hemos puesto de acuerdo y para navidades hemos decidido fletar un avión para volver a casa, porque Varsovia está bien, que nos da la oportunidad de ir a tomar algo al Mc Donald's, pero seamos francos, como en casa en ningún lado.


Por cierto, esto lo he puesto con un poco de retraso, pero hay una razón: la profesora de polaco me ha dicho que cuando llega el invierno (ya se que aún no ha llegado) y anochece antes, es normal volverse un poquito más vaguete, sólo un poco. Hasta la semana que viene!