lunes, 25 de abril de 2011

Capítulo XXVIII: Cerrado por Semana Santa.

Anteriormente en The Warsaw Volta:
  • En resumen, que Pineska no está tan mal.
  • ... la conexión a internet a veces es más lenta que el caballo del malo.
  • ...y puede que tu compañero o compañera no tenga las aptitudes necesarias que requiere la convivencia.

Bueno pues la verdad es que a veces si está mal. En concreto lleva estando mal desde el 15 de Febrero, cuando al volver de visitar a estas dos mangarrianas (es un apelativo cariñoso) me encontré con un tipo en mi habitación que me recibió diciendo "Hola, soy tu nuevo compañero". No se si fue el cansancio del viaje, el hecho de que se había adueñado de todo cuanto era común en la habitación, o que su novia a parte de ser un choco era una borde (me refiero a que era fea, no como los chocos que molan)... bueno, que iba diciendo... eso, que no terminó de caerme muy bien. Pero con el paso del tiempo terminó cambiando mi actitud hacia el: pasé de pensar que era un idiota a saber que es un idiota en sólo dos meses.

Total, que Alba decidió acogerme en su habitación y ahora el muy cretino ha descubierto nuevos niveles de molestarme, pero me estoy tomando una pequeña venganza. Me gusta mirarlo en retrospectiva y ver que esto de la convivencia me está haciendo más maduro (si el pone su música alta, aprovecho luego cuando sube a cocinar y meto su cepillo de dientes en el retrete) y mejor persona. Pero bueno, que ahora se está mucho mejor.

Y es que está habiendo muchos cambios desde que llegué a Varsovia, ha venido gente nueva, pero lo malo son los que se van (bueno, sólo se ha ido María, pero como nunca comenta en el blog no lo he dicho hasta ahora). Me tendrá que perdonar por tardar tanto en hablar de que nos ha dejado aquí con el buen tiempo, pero es que ando liadísimo. Bueno, pero nos ha dejado porque resulta que la más mayor del grupo ya nos es ingeniera, desde The Warsaw Volta: ¡enhorabuena!


Bueno, basta ya de divagar. Esta vez hay que hablar de la Semana Santa. Yo nací en un sitio que se llama Ponferrada (si váis al apartado "personalidades", no perdáis el tiempo en buscarme), allí en Semana Santa es típico hacer una cosa que... bueno, digamos que no estaría bien decirla en Polonia (abstenerse de hacer comentarios sobre esto). Aquí en Polonia, que son extra religiosos (con el extra en mayúsculas y fosforito), la Semana Santa deja a Varsovia sin gente en la calle.

Eso se puede ver como algo bueno, porque a parte de que en Pineska no hay jaleo, internet va rapidísimo, como Fernando Alons... ¡Vettel!. Lo malo es que en Semana Santa, como consecuencia de que no hay ni dios en Varsovia, las tiendas cierran, los restaurantes cierran y lo que es peor para una persona que se ha formado en el Bar Coia, los bares también cierran. Así que Polonia está cerrada estos días y lo único que se puede hacer es escuchar música, ir al parque, ver al Madrid ganando una Copa que ni de lejos merece y hacer el imbécil con las cosas que nos dejó María.




















Damas y damos, no va más, ¡hasta la próxima!

miércoles, 13 de abril de 2011

Capítulo XXVII: Visitas (2º parte)

Anteriormente en The Warsaw Volta:
  • Hemos dejado que salga antes Saarbrücken in my mind para no fastidiarle las visitas.
  • ...en unos días viene Héctor de visita y The Warsaw Volta vuelve a ofrecer rutas turísticas.
  • ...Héctor y yo compartiremos nuestro diálogo de cuando...
En los últimos dìas una de las mejores que han sucedido por aquí es que ha empezado la nueva temporada de Malviviendo (gracias Jesús), que justo coincide cuando acabo de terminar los Soprano (ayer). Todo esto de la familia Soprano me ha dejado un poco melancólico... !ah no! Espera, es que se ha ido Héctor y me ha dejado aquí solo con Jaimito... ¡cagüen!

Héctor (el de la izquierda) es uno de los niños de clase, de mi antigua clase, de la de Vigo, con el que juego al baloncesto, a la consola... al baloncesto... Y claro, este año Héctor se ha decidido a irse de Erasmus y como Alemania es más aburrida que yo, pues se ha decidido venir de visita a la redacción de The Warsaw Volta.


Fuimos a buscarlo con un cartelito que ponía "Rodri Fernández", pero Alba me dijo que tenía que poner el nombre de Héctor. Total que para cuando quise cambiarlo ya había llegado Héctor. Y aquí empezó lo bueno, bueno, exceptuando el tiempo. Y es que el clima no parecía llevarse muy bien con Héctor (ni con ninguno de nosotros, pero eso jamás nos impedirá hacer turismo).

Pero nos dio tiempo a ver muchas cosas de éstas que merece la pena ver en Varsovia: la Ciudad vieja, el Palacio de la cultura, el Museo del levantamiento y sobre todo... eso. Pero a Héctor eso de "vamos a los fideos vietnamitas", "aquí la cerveza es barata", "hoy vamos a casa de unos amiguetes a cenar" no le gustaba (en realidad si que le gustaba, pero es un tocahuev...), pues nos fuimos a Cracovia.





























Y luego en Cracovia, como cabía esperar, nos fuimos de cañas, tomamos un vodka (que yo no había tenido el gusto de probar) y como nos gustó, nos fuimos al hostel a hacernos los graciosetes con el tipo del hostel (desde aquí un saludo y mi mejor recomendación al hostel Goodbye Lenin) para poder dejar las maletas y volver a tomar unas cervecillas. Todo esto con moderación, porque somos unos chavales a los que les gusta conocer todo lo que puedan.

Pero nos liaron, la gente del hostel (digo la gente, por omitir que unas chicas nos estuvieron palizando al futbolín hasta las tantas) estuvo con nosotros charlando y tal y tal. Pero a la mañana siguiente, en un alarde de determinación cogimos un tren para visitar el campo de concentración de Auschwitz. Y por motivos que estropean el buen rollo de esta historieta no hablaremos del campo (además que ya os lo he contado en ocasiones anteriores, peinanguilas!). Después de eso, cogimos otro tren, éste para Varsovia.


Y ya casi no queda nada por decir, excepto que decidimos masacrar nuestro cuerpo comiendo en el checo y que hicimos un poco el vaguete. A la mañana siguiente acompañamos a Héctor a la estación y volvimos a la rutina de siempre. Que este último párrafo sirva para que todos se enteren de que nos lo pasamos de lujo, que comimos mejor aún (excepto el día del KFC) y que nos pegamos una pechá de reir haciendo el idiota... y sobre todo para agradecer a Héctor, a mi hermana y a mis padres sus visitas (que esto es la segunda parte).

Ahora, la música que invade el despacho 112 (Marcos, esta semana es hip hop, pero es que el rock está muerto). Ah! Y se me olvidaba, un besín a Lola, esta entrada también va para ella (Lola bonita, cuando seas mayor no compartas habitación si te vas de Erasmus).

martes, 5 de abril de 2011

Capítulo XXVI: Visitas (1º Parte)

¡Hola hola!

Me alegra ponerme delante del ordenador para decir: estamos de vuelta. Tras un parón técnico por avería en la redacción, The Warsaw Volta vuelve (hemos dejado que salga antes Saarbrücken in my mind para no fastidiarle las visitas), y vuelve para quedarse durante la recta final del curso. Consciente de que últimamente la información útil en este blog brilla por su ausencia, esta entrada no va a ser una excepción, así que si queréis mirar el Marca o una serie, sin rencores.


Bueno pues, ahora ya no están por aquí, pero durante una semana han podido conocer un poquito más de Polonia. Mis padres llegaron aquí el último domingo de Marzo, con unas caras de cansancio que lo decían todo, hasta que mi padre dijo "vamos a tomar una cerveza ¿no?". Si no fuera porque estaba todo cerrado, hubiera ido, pero había que irse a la cama porque a la mañana siguiente nos fuimos a Cracovia, tres horas de viaje en las que los más pequeños también tienen entretenimiento.


Y en dos días nos dio tiempo a ver bastantes cosas y nos habría dado tiempo a más si mi madre no hubiera estado desvalijando a los comerciantes de ámbar. Pero escuchamos al trompetista (más de una vez), recorrimos la ciudad vieja y nos fuimos a visitar Auschwitz. Y ya está, que hay que volverse a Varsovia.















Tres horas más tarde volvíamos a Varsovia, sobre todo para caminar (algo que a mi hermana no le hizo mucha gracia) y ver las cosillas más interesantes de la capital de Polonia. El Palacio de la cultura, la ciudad vieja, el Parque Lazienki, y caminar por Nowy Swiat y por Krakowskie Przedmieście. Creo que se lo pasaron bien, desde luego, no pasaron ni hambre ni sed (madre mía).




















Y bueno, eso es todo... de momento. Sólo me falta por decir que me encantó la visita de mis padres y no sólo porque ahora ya tengo un ordenador que no se apaga cuando le da la gana. Ahora, tengo por delante unos días para trabajar un poco y preparar la segunda parte de la entrada (ésta vez con más información práctica) porque en unos días viene Héctor de visita y The Warsaw Volta vuelve a ofrecer rutas turísticas, además de la música que ofrecemos siempre. !Nos vemos!