viernes, 31 de diciembre de 2010

Capítulo XIX: Hora de dar explicaciones.

Bueno, pues sólo decir que de vacaciones, no, mejor, de vacaciones en casa, se está muy bien. Eso explica porque aún no me he puesto a dar la vara con el viaje de vuelta a casa, sin embargo, que nadie se preocupe porque soy un pesado (eso sí, consciente de que lo soy) y dentro de unos días os contaré como me fue tanto en el viaje de ida, como en el de vuelta.

Aunque he de decir que echaba de menos poner algo aquí, por ello y por agradecer a todos los que poneis comentarios, los que me decís que de vez en cuando leeis el blog, los que votais en las encuestas, los que han tomado chupitos de vodka conmigo, los que pasaron mucho frío en Varsovia, en fin, que si me olvido de alguien perdonad. A todos vosotros:


Y como hoy es 31 de Diciembre me parece oportuno poner esta canción.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Interludio III: Primer premio a la lectora del mes.

Normalmente, toda la redacción de The Warsaw Volta agradece muchísimo el esfuerzo de todo aquel que decide ver lo que aparece aquí publicado, a toda esa gente, de verdad, muchísimas gracias. Sin embargo hay una persona que creo que ha comentado todos y cada uno de los capítulos de este blog, incluso ha llegado a exigir que se publiquen más. Cualquier día habría sido bueno para agradecerle su entusiasmo, pero dada la fecha de hoy, 13 de Diciembre, aprovechamos para felicitarle su cumpleaños y entregarle el premio a la lectora del mes. Felicidades Bego y que tengas un feliz cumpleaños.




sábado, 11 de diciembre de 2010

Capítulo XIII: Viaje Cracovia - Auschwitz (2º parte)

Anteriormente en The Warsaw Volta:
  • ...la gente de la ESN nos ofrecía un viaje a Cracovia y al campo de concentración de Auschwitz...
  • ...no estoy contento del todo con el viaje... Y no estoy contento por culpa del Erasmus medio.
  • ...aunque estoy realmente encantado con muchas de las cosas que hace la ESN, con ellos no vuelvo de viaje ni aunque vayamos a coger billetes de 500 €.
Ahora ha llegado el momento de hacer aclaraciones: los que se encargaron de hacer el viaje más soportable son (de izquierda a derecha): Nacho, Fran, Miguel (a quien no pagué para jugar al ajedrez), Koke, Alba y María. Pero bueno, ahora vamos a lo que nos ocupa: la segunda parte del viaje. Una parte más triste que la anterior, no por los mismos motivos que en el viaje, sino por el destino. Y es que, el campo de concentración de Auschwitz, u Oświęcim en Polaco, es uno de los sitios más tristes que he visitado y para mi sorpresa, hay gente que va allí como si fuera un parque de atracciones (cosas del Erasmus medio). En cualquier caso, para aclarar que esto es serio, aquí están los números:


Auschwitz fue el mayor campo de concentración y exterminio de la historia del nazismo. Está situado en Oświęcim, un pueblo situado a más o menos 50 km de Cracovia. Estaba formado por tres campos principales: Auschwitz I, Auschwitz Birkenau y Auschwitz III, además de contar con un enorme número de campos subalternos. En estos lugares, se realizaban torturas, humillaciones sexuales, trabajos forzosos en el campo, se mataba sistemáticamente a todo aquel que fuera niño (a excepción de los gemelos) o viejo, o discapacitado; se utilizaba a los presos para adiestrar a soldados alemanes (si había que enseñar a un soldado alemán a extraer una bala, le pegaban un tiro a un preso) y se realizaban juicios a los presos detenidos, cuya sentencia más común era la muerte. Los presos, antes de morir en las cámaras de gas, morían fusilados o ahorcados. En Auschwitz, después de la liberación, también murieron militares alemanes, como el primer director del campo, Rudolf Hoss:


Nuestra visita empezó en el primer campo. Donde se puede ver el cartel que dice "el trabajo os hace libres", aunque el que se ve es una réplica del original. En este campo, los barracones, donde encerraban a los presos eran edificios de ladrillo, más o menos grandes. El recinto estaba rodeado por una valla de casi 3m de altura de alambre de espino electrificado, después de la cual se situaba un muro de la misma altura y de cemento. Parece dificil escapar, sin emmbargo hubo quien lo consiguió; cosa que a los nazis no les hacía mucha gracia, ya que por cada uno que escapaba, ellos mataban a diez de los de dentro.






















No hay nada como el miedo para obligar a alguien a hacer lo que uno quiera. Los secuaces de Hitler lo sabían perfectamente y aplicaban todo tipo de estrategias para provocar el pánico a sus presos, desde amenazar con matarlos hasta colgarlos boca abajo para dar ejemplo a los otros presos. También sabían algo de química, o al menos aprendieron algo en Auschwitz, a parte de experimentos de esterilización, en Auschwitz I se hicieron pruebas con lo que a día de hoy no es más que un insecticida, pero por aquel entonces fue lo que mató a millones de gente: el Zyklon B.



En Auschwitz I, se pueden ver muchas cosas, desde las prótesis o piernas ortopédicas que se requisaban en el "instituto de la eutanasia" hasta documentos de personajes como Rudolf Hoss en los que se ven las cuentas que había preparado para la solución final al problema judío. A mí, Auschwitz I me pareció enorme, había cosas expuestas que me dejaban sin adjetivos, pero creo que lo peor fue Auschwitz Birkenau.



Auschwitz II, o Birkenau fue el campo más grande del complejo. Tan grande que cuando llegamos, parecía que la valla de alambre de espino no tenía fin. Fue expresamente construido para llevar a cabo el exterminio de la población judía. Disponía de cuatro cámaras de gas y cuatro crematorios donde podían morir 2500 personas por cada turno. El sistema era: se les decía a los presos que iban a recibir una ducha desinfectante, les hacían desnudarse y dejar sus objetos personales, se les metía en la cámara de gas, se sellaba la misma, se introducía el Zyklon B y cuando el guardia encargado de sellar la cámara observaba a toda esa gente dejaba de moverse, inspeccioanaban a los presos en busca de dientes de oro y tras quitarselos, los mandaban al crematorio. En 1944 se usó más de una tonelada de Zyklon B, sólo en Auschwitz, si con 4 gramos bastaba para matar a una persona...

Se podría estar durante días hablando de este sitio y de sus horrores. De como los alemanes cobraban a los presos el viaje en tren con el pretexto de que los iban a reubicar en un sitio mejor, de como obligaban a algunos presos a morir de hambre y desgraciadamente, de muchísimas más cosas. Auschwitz no es un sitio turístico, no es un lugar para ir con los amigos de fiesta, pero si es un lugar al que hay que ir; porque como dice un cartel que está expuesto en un barracón: Aquel que no conoce la historia está condenado a repetirla.

Para el capítulo siguiente os contaré algo alegre... Nos vemos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Capítulo XII: Viaje Cracovia - Auschwitz (1º parte)

Lo más interesante que me ha pasado últimamente ha sido viajar. Resulta que la gente de la ESN nos ofrecía un viaje a Cracovia y al campo de concentración de Auschwitz, con guía, desayuno en el hotel, comida típica polaca y la posibilidad de visitar y conocer un poquito más dos sitios de los que sólo diré que merece la pena visitar. Sin embargo, yo no estoy contento del todo con el viaje.




Y no estoy contento por culpa del Erasmus medio. El Erasmus medio es un joven (o una joven) de unos 22 años y que se caracteriza por estar pensando siempre en el desove y en bebida. Si a esto le sumamos un grupo de organizadores que te dicen que "¡claro que puedes beber en el autobús!", las consecuencias son incalculables. Pero se encargó el conductor de calcularlas: 1500 PLN por daños y limpieza del autobús (había que limpiar pis, vómito y cerveza). Fue un viaje de 275 km en el que invertimos 7 horas, y aunque estoy realmente encantado con muchas de las cosas que hace la ESN, con ellos no vuelvo de viaje ni aunque vayamos a coger billetes de 500 €. Sin embargo, gracias a esta tropa de aquí abajo, el viaje resultó mucho mejor de lo que cabría esperar tras el trayecto de ida.





Así que ahora, es cuando cuento cosillas sobre Cracovia (a la familia y amigos les interesará leer esto, porque luego se ahorran el discurso-presentación Powerpoint de las 250 fotos). Eso, que Cracovia es la segunda ciudad más grande de Polonia, con una población de más o menos, 800.000 habitantes. Durante un tiempo, fue la capital del país, hasta que el rey Segismundo decidió trasladar la capital a Varsovia. Muchos coinciden en que Cracovia es más bonita que Varsovia, pero bueno, hay que tener en cuenta, que ésta última es una ciudad que se puede decir que sólo tiene 70 años. En cualquier caso, Cracovia es una ciudad a la que vale la pena ir, ya sea por ver la torre del reloj y oir el toque de trompeta de cada hora, o por visitar la plaza del mercado.

































Nosotros empezamos visitando la Basílica de Santa María, probablemente una de las más bonitas que haya visto. Nuestra guía nunca reparaba en gastos a la hora de explicarnos las curiosidades de cada sitio (Esto es irónico, de hecho, nuestra guía parecía sólo saber cómo decir "come on guys" y "now you can take pictures"). Después de la basílica vino el mercado y la plaza, dónde pasamos el más impresionante de los fríos, dónde probamos el vino caliente (o tinto de invierno) y dónde aprendimos cómo decir "codillo" en polaco. En resumen, que el mercado de Cracovia es el paraíso del goloso:























Después del mercado vino el castillo. Allí está enterrada mucha gente famosa de Polonia, entre ellos el anterior presidente. También se puede ver el Vístula desde lo alto de los muros, o bajar para visitar al dragón. Todo esto, lo se gracias a Planeta finito, no gracias a nuestra guía. En cualquier caso, aquí hay unas fotos del castillo:






















Y bueno, después de todo eso, fuimos a comer y luego dimos otro paseo por el mercado (la gente de casa está esperando recibir algo en 10 días) para comprar algún recuerdo. Y luego, nos dimos cuenta de que hacía mucho frío y decidimos irnos al hotel. Allí recibimos una bronca (por parte de la organización) por haber destrozado el autobús. Si, aquellos que vomitaron y que se emborracharon como poetas que han cobrado, nos echaron la bronca. No quiero decir que la culpa fuera suya, porque no es así (no fue toda suya). De hecho la gente de la ESN hace muchas cosas para facilitarnos las cosas, pero no las hicieron en este viaje. Aún así, a pesar de no estar contento del todo, si que me ha gustado conocer un sitio nuevo y estrenar mi ajedrez con una victoria. Dentro de poco, os cuento qué tal nos fue en Auschwitz...

jueves, 2 de diciembre de 2010

Capítulo XI: El idioma y alguna que otra cosilla más.

Por si alguien no se ha dado cuenta, éste no es el primero ni será el último blog de un estudiante que se va de Erasmus. Los hay mejores y los hay peores. Personalmente, me lo tomaba como una ayuda para la gente que se quiera venir a Varsovia en un futuro y ahora que ya he contado algo del papeleo, pues me lo tomo como una historia que cuento a quien le interese leerla... y a todos los que lo hacen les doy las gracias.

Cuento todo esto porque, como ya he dicho, no soy el primero que viene aquí. Y claro, cada uno cuenta lo que quiere, pero hay ciertas cosas a las que hay que hacer mención y yo, ya estoy tardando bastante en hablar del idioma de Polonia. Pero antes, un inciso.

Esta semana he podido ver el Barça - Madrid, el clásico, el derbi o como quieras llamarlo. Anda que no ha estado bien acordarse de los comentarios del estilo de: "el Barcelona acaba jugando sus partidos contra diez", "los rivales del Barcelona regalan los partidos" o "a ver si el Barcelona nos mete ocho a nosotros también". Se que no demuestra mucho savoir faire por mi parte pero: Toma!!!

Bueno eso, al idioma vamos. Język Polski, o como lo llamo yo, el idioma polaco, es una lengua eslava hablado principalmente en Polonia que ha adoptado el alfabeto latino aunque para ello han tenido que recurrir al uso de dígrafos y signos diacríticos extra (alabada sea la Wikipedia). Pero bueno, que yo os traduzco esto al Tolkiano: es jodido de cojones.

Sin embargo, aquí estoy yo, peleándome con el. Y aunque hago progresillos, soy consciente de que es muy difícil y de todos los idiomas que he tenido que estudiar (el Gallego para información de algunos camándulas también es un idioma). Pero gracias a la ayuda que me prestan Magdalena, Karol y mi profesora de Polaco, se hace más facil. Por último, quiero acabar admitiendo que yo (al igual que muchos profesores y alumnos) fusilo mucha información, y como hoy estoy hablando del idioma, pues me ha parecido oportuno poner aquí algunos enlaces que la profesora del curso de Polaco que hacemos todos los Erasmus nos ha dado (no penséis que los saqué de otro lado):

http://www.oneness.vu.lt/
http://www.internetpolyglot.com/

Y bueno, eso es todo lo que voy a decir... por ahora. Sólo que mañana me voy de viaje a Cracovia así que en la próxima prometo fotos, que las mallas térmicas son una bendición y que la nieve está bien de blanco, pero cuando se pone marrón no mola nada. Hasta dentro de unos días!

domingo, 28 de noviembre de 2010

Capítulo X: Aprender el idioma en el frío.

Yo ya había visto la nieve. Recuerdo que la primera vez que vi nevar me quedé con cara de lelo, esa cara que ponen los niños cuando entran en una tienda de juguetes. Me dijeron que "bah, eso no es nevar bonito" pero a mí me dio igual. Al año siguiente vi nevar "bonito": unos copos enormes y claro, mis amigos y yo empezamos a hacer lo que todos los que vienen de un sitio en el que no nieva nunca: hacer el indio.



Normalmente la rutina de los miércoles es: levantarse, desayunar, ir a clase de Polaco, comer con la gente de clase (comentando que echamos de menos la comida de casa), hacer algo de tiempo en la biblioteca y quedar con Magdalena. Magdalena es una chica que estudia Ingeniería civil aquí en Varsovia, sabe un poquito de Castellano y se ha ofrecido para enseñarme Polaco a cambio de aprender algo más de Castellano. Los miércoles quedamos durante una hora y media y entretenemos a la gente de la cafetería que nos mira con cara de "qué dicen esos dos".





















Esto no tiene nada que ver con la nieve ni con el frío, pero como este miércoles probé la cerveza caliente (los polacos la toman para combatir el frío), pues lo cuento (que para eso el blog es mío). La cerveza caliente lleva canela, miel y algunas hierbas (mi nivel de polaco no llega para descifrar todas las cartas de las cafeterías). Y lo cierto es que viene muy bien para el frío, mi garganta da fe de ello, ya que desde entonces está como nueva. Lo malo, es que la cerveza... mejor fría.

Despúes de todo esto tocaba ir a pagar el viaje a Cracovia (estar de Erasmus no es sólo hacer turismo y viajes, pero no cuento lo del proyecto porque sino esto no lo leerían ni mis padres) y como echamos más tiempo del pensado, pues decidimos ir al cine.




















De camino empezó a llover "raro" y al bajar del tranvía me di cuenta de que era nieve. No nevó mucho, pero si lo suficiente como para cubrir los coches de nieve.Y ayer sábado, si que cayó una señora nevada, con copos de nieve del tamaño de los percebes de Malpica (como puños). Y claro a hacer el indio. El repertorio de estupideces de The Warsaw incluye: lanzamiento de bolas de nieve, mensajes obscenos en los coches (total, como están en castellano), lanzamiento de nieve a lo Lebron James y como no, ángeles.






















El resultado está aquí abajo. Y bueno, con esto hasta el lunes o el martes, que hay contar cómo se vive el Barça - Madrid en Varsovia. Por cierto, a petición de uno de los editores de The Warsaw Volta, aquí está la canción de esta semana.


martes, 16 de noviembre de 2010

Capítulo IX: En mi habitación, dos son multitud.

Esta semana, como promesa personal cierta chica que está a puntito de acabar la carrera, voy a poner dos entradras, a ver si eso le anima para hacer el último esfuerzo. Espero que le anime tanto como a mi ésto.

Cuando uno toma una decisión, es normal informarse acerca de los beneficios que le puede aportar, los sacrificios que tiene que hacer y esa clase de cosas (yo no, desde luego, me caracterizo por ser un cagaprisas). El caso es que cuando solicité la beca para venir aquí, a Varsovia, no pensé en lo que es compartir habitación.

No es que nunca haya compartido habitación, cuando era pequeño, compartía habitación con mi tío, mientras él estudiaba en Vigo. Aquello era soportable para mí (seguro que él acabó hasta las gónadas de los preadolescentes). Si bien había discusiones, creo que en el fondo nos lo pasábamos bien, dado que a día de hoy... aún me habla.

Aquí es distinto, llevo casi dos meses en esta ciudad y tenido tres modos de convivencia: indio, solo e indio 2.0. Pero antes de ello, hablemos de India. India es un país ubicado en Asia del Sur, el séptimo del mundo en extensión y el segundo del mundo en población; son más de 1.160 millones de personas en el país. El deporte más popular del país es el cricket, hasta el punto de que un jugador profesional de baloncesto en india es casi un mileurista. Su gastronomía se basa en un uso excepcional de las especias para alegrar (eufemismo de "hacer que pique de cojones") una gran variedad platos, dependiendo de la región. Tienen alrededor de 30 idiomas diferentes, aunque la constitución del país estipula que el Hindi y el Inglés son los idiomas de comunicación oficial...

Yo no pretendo resumir todo lo que se puede leer de la india, sólo proporcionar un contexto para contar como me ha ido con mis compañeros de habitación. Y es que si preguntas por aquí, te dirán que los de mi país somos gritones y maleducados y en caso de ser Erasmus, te dirán que somos gritones y maleducados y que sólo pensamos en ir de fiesta. Lo cual es un resumen mucho más cutre que el que yo he hecho.

Cuando llegué a mi habitación, vi lo que me esperaba durante el mes que mi primer compañero iba a estar conmigo: dos maletones enormes que forman los cimientos de un rascacielos de ropa usada que rivalizaba en altura con el palacio de la ciencia y la cultura de Varsovia. Dicho edificio estaba vigilado en la base por un ejército de envoltorios de bollicao y botellas de cocacola. Y yo, como buen pringado que soy, me callaba (total, sólo iba a estar un mes). Ese es el modo de convivenica indio.

Después se fue, recuerdo que me dio la mano, yo se la di e intercambiamos uno de los apretones más falsos de mi vida, ya que por dentro pensaba: "colega, no te voy a echar nada de menos". Ahí empezó mi modo de convivencia solo. Mi habitación dio un giro radical en lo que a limpieza y orden se refiere y todo era mucho más fácil.

Pero desde hace dos días tengo un nuevo compañero de habitación, otro indio. Tras consultar con mis asesores, uno de ellos me aconsejó que fuera un borde con el y la verdad es que me lo estoy pensando. Sin embargo, antes de entrar en el modo de convivencia indio 2.0, que consistirá en despertarlo con música de slipknot, frotar su pan de molde con partes de mi cuerpo y ser un borde, voy a darle un tiempo para ver el palo del que va y por lo menos, hacer que sus primeros días aquí no sean incómodos. Aunque no estamos empezando con buen pie, ya que es la una de la tarde y el muy mamón sigue durmiendo, impidiéndome hacer mi cama y limpiar mi parte de la habitación.

Con todo esto, espero que si algún día alguien que se vaya de erasmus a Varsovia lea esto, aprenda una lección: cántale las cuarenta a tu compañero de habitación, pero si no lo haces, limpia el baño con su esponja. Para la próxima semana toca cortarse el pelo y hablar de Language for Language y si, prometo fotos.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Interludio II: Llegan las visitas.

Hay un dicho en el mundo empresarial: "renuévate o muere". Desde la redacción de The Warsaw Volta nos hemos dado cuenta de que sólo con contar lo que hace ese tal Rodri por aquí no llega, el blog no está bien y hemos decidido empezar a ofrecer otros servicios para hacer de esta historia sosa y con un protagonista muy bidimensional, algo en lo que merezca la pena perden diez minutos a la semana.

Es por ello, que ahora ofrecemos visitas guiadas (también se está preparando un servicio de importación de licor café, así como uno de exportación de vodka) para todo aquel que quiera conocer la ciudad de Chopin (aprovechad que este año se cumplen 200 años de su nacimiento, y yo no guardo el sitio a nadie). Antes de proseguir, quiero aclarar que algunas de las fotos que figuran en este blog (las de mayor calidad) no son mías, algunas las saco de internet y otras se las pido a una de las chicas de la habitación de al lado; pero las mías también son buenas.

El caso es que los padres de la chica en cuestión han decidido hacer una visita a su hija para ver que todo está correcto, que anochece muy temprano, que en Varsovia llueve igual que en Vigo y que se puede tomar toda la cerveza que uno quiera. Este grupo de visitantes ha decidido escoger el paquete básico de The Warsaw Volta, que incluye:

  • Visita guiada al Parque Łazienki. Incluye: Palacio en el agua, Monumento a Chopin, cuervos y ardillas.
  • Visita guiada al Museo del levantamiento de Varsovia. Advertencia: puede ocurrir que la cola sea generosa, en tal caso, no se admiten devoluciones.
  • Visita al Palacio de la ciencia y la cultura. Incluye: subida a lo alto del edificio y foto de familia.
  • Visita guiada a la Ciudad vieja (que es patrimonio de la humanidad, eh..eh!)
  • Visita guiada a la Universidad Tecnológica de Varsovia (donde los estudiantes portan una sonrisa en los labios y una canción el corazón)
  • Degustación de la gastronomía local.
Bueno, el caso es que como yo también he colaborado en las visitas guiadas, pues he querido que veais que además de salir de fiesta, los que estamos aquí de Erasmus además podemos llevar a las visitas a sitios que merece la pena ver. Y en otro orden de cosas, hay una chica en Vigo que me ha pedido dos entradas por semana y lo le digo a esa avezada lectora que a ver qué se ha creído!... Ah no, el tema es que esta semana intentaré poner una más (pero sólo ésta vez), ya que me huelo algo divertido ésta semana. Me despido, momentáneamente. dejando una foto de la visita:


lunes, 8 de noviembre de 2010

Capítulo VIII: Here comes the work.

Esta semana, por unas o por otras, no he hecho nada cultural. Lo digo porque ésta va a ser una de esas entradas en las que no voy a contar nada interesante ni turístico de Varsovia (a partir de ahora las llamaremos entradas "Meg"), así que si alguien quiere cerrar el blog y no abrirlo hasta la semana que viene, no habrá represalias; en serio, sin rencores.

Normalmente, la semana en la redacción de The Warsaw Volta, empieza con el madrugón de los lunes para ir a clase. Son dos horas, en las que los estudiantes que realizan el proyecto de fin de carrera con Janusz, pero éste lunes en concreto, el tal Janusz nos hizo quedarnos a otra reunión con los que formaban parte del grupo que prepara el coche de la Fórmula SAE de este año y la verdad es que la reunión fue todo un espectáculo: siete estudiantes que intentaron hablar en inglés durante cinco minutos, pero que no cuajó y que acabaron hablando en polaco durante dos horas para fomentar la integración de los nuevos, es decir, nosotros.

Pero bueno, dentro de lo que cabe hasta fue gracioso, lo malo es que el tal Janusz nos ha hecho trabajar: nos ha dado la llave de lo que me gusta llamar "mi despacho", pero que no es mío porque mi nombre no está en la puerta y lo comparto con más gente.


Pero lo mejor del lunes es la hora de la comida, hay un sitio a 5 minutines de la universidad donde quizá porque es muy barato, es fácil sentirse como en España (parece que los españoles no tienen casa). El caso es que antes de ir ahí hay que concienciarse de que por la friolera de 22.5 PLN se puede uno meter entre pecho y espalda: ensalada, patatas fritas, un schnitzel (yo siempre lo llamaré milanesa) y una jarra de litro de cerveza. Al final, los lunes no están tan mal. Eso sí, después de la comida, mejor dar un paseo antes de empezar a ponerse con el proyecto.



Después le toca el turno al martes, donde lo más destacable es cuando voy a jugar a baloncesto. Bueno, voy a jugar al baloncesto con polacos, todos son polacos, y es la leche cuando el entrenador empieza a dar indicaciones, porque aunque el tío habla español, el resto no. Pero quiero dejarle claro a Doc que sigo haciendo caños a los rivales para dar pases.

El miércoles y el viernes suelen ser muy parecidos: clases de polaco y a partir de ahora, ponerse a trabajar un poco con el proyecto. Mi proyecto consiste en diseñar unos alerones, para unos coches... que no llevan alerones. Pero eh, antes de que empiecen las risas, este año si que pueden llevarlos, asi que si que voy a tener que trabajar. Además el viernes, suele ser día de poner la lavadora: ese gran espectáculo que me está convirtiendo en un hombre hecho y derecho que lava su ropa interior y se entretiene viendo cómo gira en la lavadora.



El jueves suele ser un día de relax, sobre todo si la noche anterior uno se ha ido a la barra libre de Mokotow, que cuesta la friolera de 10 PLN, pero luego toca ponerse a currar, a repasar algo de polaco (que parece que no, pero es complicado de cojones, y lo peor es que los polacos lo usan todo el día) y quizá ir a la compra.

Esto se supone que se titula Here comes the work, pero lo cierto es que tampoco se está muy agobiado, el fin de semana es muy fácil encontrar tiempo para salir de fiesta, ir a ver un partido de fútbol o una carrera, o ambas cosas a la vez; pero si que está viniendo el tiempo de trabajar. Por desgracia, yo tendré que empezar a estudiar para el que espero, sea mi último examen (aquí es dónde ruego a todos los lectores que se caguen en la madre que parió al profesor que firmó suspenso), además de ir haciendo presentaciones para los otros estudiantes, así que sí, ya es hora de empezar...

...eso sí, desde mi armario, os pido perdón por no contar gran cosa, y garantizo que la próxima entrada será algo más entretenida. Ya se que cuando juego al baloncesto no soy como Ray Allen, pero tengo su camiseta, que también cuenta. Y tampoco cuento todo lo que hago cuando salgo de fiesta, bueno, pues porque esto lo puede leer gente que aún se piensa que soy un ejemplo a seguir (de esos deben quedar tres). En fin, que hasta la semana que viene.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Capítulo VII: Religión

Se pueden decir muchas cosas de los polacos y las polacas. Hay quien dice que son secos, hay quien dice que son de lo mejor una vez se les conoce, pero lo que no se puede negar es que sean religiosos.

Llevo aquí poco más de un mes y cada vez que salgo de casa para coger el tranvía que me lleve a clase me encuentro con la iglesia de la Plaza Narutowicza.



Cuando he ido a visitar la ciudad vieja me he encontrado con que las iglesias están a rebosar de gente, incluso he conseguido ver a gente arrodillada en medio de la calle porque no había sitio dentro de la iglesia.


Lo que más me ha llamado la atención tiene que ver con la muerte del anterior presidente de Polonia. Resulta que la mayoría de Polonia es católica. Y a los católicos les gustan las iglesias grandes y ostentosas, las ceremonias con muchas velas y crucifijos. Pues eso, que delante de la residencia presidencial, con motivo de la muerte del presidente, se puso un crucifijo enorme para conmemorar al susodicho presidente.



El problema es que al nuevo presi no le apetecía tener que asomarse a la ventana y ver el mamotreto ese, así que hizo lo que yo hice con las cosas que no me gustan (lo que haríamos todos eh), lo quitó. Eso da lugar a que si un turista se pasea en frente de la residencia presidencial, no debe sorprenderle el hecho de ver a unos cuantos nostálgicos protestando porque echan de menos el crucifijo.

Todo esto viene a cuento de que irse de Erasmus es ir a coleccionar experiencias y eso es lo que he hecho ésta semana, a pesar de que la oferta cultural en Varsovia es variada, he ido a pasar el día de Todos los santos cómo lo hacía cuando iba a poner flores a mi abuelo. Salvo que aquí hay dos diferencias: no está mi abuelo y se llevan más las velas.



Quizá no sea el lugar más agradable de la ciudad, pero ésto sólo pasa una vez al añoHay a quien no le gusta, pero a las 17.00 ya es de noche y eso hace más fácil ver el sitio donde descansa tanta gente bañado por la luz de las velas. Me habían dicho que valía la pena acercarse y la verdad es que sí.


Por cierto, a los que lean esto, que no se les pase por la cabeza que todas estas cosas las hago yo solo: para esta visita me han acompañado Jon, Sofía, Alba, Eneko, Mikel, Laura, e Íñigo. Nos hemos puesto de acuerdo y para navidades hemos decidido fletar un avión para volver a casa, porque Varsovia está bien, que nos da la oportunidad de ir a tomar algo al Mc Donald's, pero seamos francos, como en casa en ningún lado.


Por cierto, esto lo he puesto con un poco de retraso, pero hay una razón: la profesora de polaco me ha dicho que cuando llega el invierno (ya se que aún no ha llegado) y anochece antes, es normal volverse un poquito más vaguete, sólo un poco. Hasta la semana que viene!

domingo, 24 de octubre de 2010

Capítulo VI: El gueto

En algún programa de televisión decían que Varsovia es un remake de sí misma, seguro que lo copiaron de algún otro lado; el caso es que tienen razón. La capital de Polonia es una ciudad que ha tenido que hacerse a sí misma después de la Segunda guerra mundial, bueno en realidad tuvo que hacerse a sí misma después de lo que le hicieron los alemanes como consecuencia del levantamiento del Gueto de Varsovia y el Alzamiento de Varsovia, que no hicieron más que cabrear a los alemanes para que hicieran lo que se suele hacer en una guerra, nada bueno.





























Antes de esto, los alemanes habían invadido Polonia para...para...bueno, algún motivo tendrían. El caso es que cuando llegaron, se dispusieron a poner las cosas según lo que ellos entendían que era orden. De este modo se creó el Gueto de Varsovia. Un gueto es un barrio o suburbio donde viven personas marginadas por la sociedad, que por aquel entonces eran los judíos. Para el que piense que los alemanes se dedicaron a coger cuatro calles y a meter a los judíos en ellas, os pongo aquí un mapa en el que se ve la situación exacta del gueto y otro, modificado por mi (igual tiene algún error) en el que se ve lo que ocupaba el "barrio" en cuestión.





















Y es que para nada era pequeño, se creó en 1940 y duró hasta 1943 y al principio tenía una población de 380.000 personas (casi como Vigo) y la frontera estaba marcada con alambre de espino (aunque luego construyeron un muro de 3m de altura y 18 km de largo para delimitarlo). Posteriormente, irían entrando más judíos a esta pequeña ciudad, pero el hambre, las enfermedades y las deportaciones a campos de trabajo se encargaron de mantener esta cifra más o menos constante, aunque al final de la guerra, los esfuerzos de los alemanes se encaminaban a "morir matando" y por eso aumentaron las deportaciones.

En las calles que por aquel entonces componían el gueto se encerró a polacos ilustres, quizá el más conocido por aquellos que vieron la película, sea Władysław Szpilman, ese músico interpretado por Adrien Brody y cuyas memorias inspiraron la película El pianista.


Lo cierto es que todo lo anterior, se puede encontrar en internet, pero yo sólo lo pongo para introducir el último sitio que he visitado en Varsovia, un paseo por la calle Sliska, merodeando mapa en ristre y con cara de turistas en busca de los edificios que tantas cosas han visto desde que fueron construidos. A día de hoy, las calles en las que estuvo el Gueto de Varsovia no forman un sitio lóbrego donde la pena invade a todo aquel que pasea por allí, más bien todo lo contrario.

El gueto ya no existe, no quedan más que algunos edificios medio destruídos, pero el resto está restaurado: donde antes había pena y sufrimiento ahora hay bares, fábricas y hoteles. Y es que es cierto que Varsovia es un remake de sí misma, hasta la gente cambia, donde antes la gente no se atrevía a salir a la calle, ahora no tienen ningún problema en explicarle a algún español que otro donde estaban los edificios del Gueto, que algunos están tal y como los dejaron los alemanes y muchas cosas más.



























Y eso, que para mí vuelve a ser un placer escribir algo otra semana más. Que la respuesta a la encuesta era que el presidente fue asesinado y que el viaje al gueto me costó mi primer catarro polaco, del que espero reponerme pronto. Hasta la semana que viene mangarrianes!

domingo, 17 de octubre de 2010

Capítulo V: Pineska

Hace ya algún tiempo, más bien unos cuantos años, mejor, unos cuantos muchos años, los estudiantes que se mudaban a Varsovia solían alojarse en una residencia llamada Akademik. A día de hoy los estudiantes que se mudan a Varsovia también pueden instalarse ahí, en la residencia de estudiantes más antigua de Varsovia, un bloque enorme con aspecto de prisión donde los estudiantes comparten habitación, baño y cocina.





















Con el paso del tiempo, Varsovia experimentó un gran crecimiento en población, economía y como no, en estudiantes. Hacían falta más camas para esos jóvenes rebosantes de talento y con ganas de aprender (y para los estudiantes tambíen) y por eso, a Akademik se le fueron juntando sus hermanas: Tulipan, Bratniak y Pineska. Estas cuatro residencias, para los estudiantes de Varsovia reciben el cariñoso apelativo de "Alcatraz". Antes de que te rías, recuerdo que Pineska es mi residencia.


Y es que si un polaco te pregunta dónde estás viviendo y tu respuesta es "en una residencia" pondrá esa cara que pongo yo cuando mi madre prepara coliflor y dirá "¿Y qué te parece?". Lo cierto es que comparadas con un piso, las residencias no suelen salir bien paradas. Al menos en Pineska, tienes que compartir tu habitación con una persona y el baño con tres; tienes que compartir la cocina con todas las habitaciones de la planta, la conexión a internet a veces es más lenta que el caballo del malo y puede que tu compañero o compañera no tenga las aptitudes necesarias que requiere la convivencia (sin olvidar el tema de que parece una cárcel).



Sin embargo, después de limpiar la habitación y el baño, después de poner tus cosas a tu manera y lo más importante, después de descansar, te acabas dando cuenta de que las residencias, más en concreto Pineska, es decir, mi residencia, tiene sus ventajas: está al lado de las paradas de tranvía y autobús, tiene cerca supermercados, está a 5 minutos de la universidad en tranvía y lo más importante, es barato. Estamos hablando de habitación con una zona común para dejar los cacharros de la cocina, con internet y lavandería por 90 euros al mes.





















En resumen, que Pineska no está tan mal. Es una residencia fundamentalmente para estudiantes polacos y como se dieron cuenta de que necesitaban a algún Erasmus para que aramase unos buenos escándalos en otro idioma, me avisaron a mi, un chico majo y amable que comparte habitación con un indio y baño con el susodicho indio y dos chicas más; en una residencia muy bien situada. Estoy en la Plaza Narutowizca (en honor al primer presidente polaco), que en otoño es muy bonita.


Bueno, ahora si me disculpan, me retiro hasta el siguiente capítulo, hasta tengo ganas de ver lo que voy a contar en él.